Carta de la experiencia vivida en el Programa de Doctorado en Educación
Susana Nanci Marcipar Katz
En primer lugar, agradezco la oportunidad que brinda la AIU para que sus graduados expresemos con total libertad las experiencias vividas en los trayectos académicos. Esto en sí mismo, representa un hecho singular para evaluar a un programa institucional y marca una diferencia sustancial entre las prácticas comunes que realizan las Universidades, al menos en Argentina, para recavar opiniones de sus egresados.
Deseo relatar mi experiencia particular con la que tal vez otros estudiantes de AIU podrán identificarse en múltiples aspectos o circunstancias.
Deseo compartir mi experiencia no sólo porque tiene un final feliz, he logrado graduarme, sino porque estoy convencida que analizar los procesos en muchos casos es más importante que sus resultados.
Deseo reflexionar sobre mi trayecto para que sea una voz más entre las miles de voces que hablan de la propuesta educativa que ofrece AIU y sumarme al grito silencioso, pero vívido, con el que la humanidad expresa la necesidad de repensar a la educación actual con nuevos paradigmas, en línea con lo que plantea AIU.
Entonces, esta carta no está inspirada en cumplimentar un requisito sino que, parte de mi profundo deseo de enriquecer el conocimiento acerca de una instancia que se abre al mundo a través de la educación andragógica y omniológica diseñada por AIU.
¿Por qué elegí realizar mis estudios en Atlantic International University?
Habían transcurrido 8 años de haber obtenido mi título de Master en Didácticas Específicas en Matemática, en la Universidad Nacional del Litoral, y consideraba indispensable continuar mi desarrollo profesional, académico y personal.
Fue entonces que, durante 2 años, estuve buscando una Universidad con oferta de Doctorado en Educación. Pude registrar no menos de 20 instituciones con sedes en diferentes países cuyas ofertas eran en modalidad: a distancia o semi- presencial. Con cada uno de ellas me contacté para solicitar mayor información.
Aún cuando resulte poco creíble debo confesar que sólo 8 Universidades (el 40% aproximadamente) respondieron a mis mensajes y de ellas la única que lo hizo en menos de 24hs. fue AIU.
La prontitud de su respuesta me llamó la atención y recuerdo que atribuí dos hipótesis iniciales a dicha prontitud. Un supuesto, el desconfiado, fue: “no tienen estudiantes y desean captar giles”[1]. El otro supuesto fue: “esta gente trabaja con eficiencia”.
El primer supuesto fue rápidamente invalidado al consultar la página inicial de esta Universidad ya que la lectura detenida de los testimonios de estudiantes me permitió comprobar el alto grado de satisfacción y el orgullo que sienten de pertenecer a la comunidad de AIU. ¡Eso mismo quería experimentar yo!