CARTA DE EXPERIENCIA VIVIDA
Al inicio del
programa como en todo programa de educación a distancia tuve ciertas dudas. Es
claro que en mi país no hay una cultura fuerte de este tipo de metodologías de
aprendizaje. Sobre todo cuando se trata de niveles tan altos como los
doctorados.
A medida que pasó
el tiempo fui aprendiendo a perder el miedo y desconfianza en el programa y me
dediqué a aprender y sacar el mayor provecho posible. El acceso a tan variadas
fuentes de información y los recursos disponibles lograron seducirme y
arrebatar el tiempo.
En este tránsito,
tuve la oportunidad de contar con la compañía de mi esposa e hijos quienes se
extrañaban y preguntaban por qué tanto tiempo en el ordenador? ¿Qué tanto leía?
Poco a poco fueron entendiendo.
Los amigos y
compañeros de trabajo se hicieron participes y muchas veces les compartí
material. Ante esto, siempre manifestaban lo interesante y novedoso de los
mismos. De esa manera construí una comunidad que apoyaba mi trabajo académico.
Por eso,
considero que he vivido una experiencia distinta. Hasta que abordé este tipo de
estudio, siempre había estado en programas presenciales donde la presencia del
otro marcaba la relación pedagógica. Ahora, el saber que uno se forma en
ausencia del otro como postulaban los preceptos pedagógicos antiguos, supuso
una ruptura en mi trayectoria académica.
Realmente, siento
que mi vida ha tenido dos momentos. Antes y después de estudiar en la AIU. He
quedado marcado y donde vaya llevaré el legado de una universidad distinta,
para personas que se asumen de manera diferente el aprendizaje.
Armando Arboleda
Riascos