Señores AIU:
Comencé mi recorrido en AIU, en el 2007, llena de ilusiones y grandes
expectativas de desarrollo profesional, también con muchos temores en torno a
la modalidad virtual, que desconocía en aquel momento, me hacían sentir
insegura, sumado a la falta de disciplina personal que en aquel momento
obrarían en mi contra para poder concluir con el programa.
Al igual que a muchas personas en el mundo la falta de tiempo, las
excusas y pretextos para no seguir estudiando fueron la constante.
Cuatro años después, en el 2011, tuve la agradable sorpresa de recibir
varios correos, en los cuales me motivaban de AIU a retomar el proyecto, con
mucha desconfianza me puse nuevamente en contacto con la Universidad, lo mejor
de todo era que, aunque habían pasado tantos años, todo el trabajo realizado
seguía siendo válido para continuar, era muy satisfactorio saber que no empezaría
de cero.
Claro la determinación de concluir con el recorrido aún no era firme,
pero el sistema esta vez no era tan desconocido, no tenía nada que perder, en
el tiempo fui anteponiendo muchas prioridades al estudio y nuevamente me retiré,
esta vez porque sentía que no podría llegar al objetivo, la presión que me
imponía era incalculable, porque aunque tenía la necesidad de avanzar
académicamente, me saboteaba en mi interior, repitiéndome que no podría
hacerlo.
Pero el tiempo implacable en su trayecto siguió su rumbo y en el año
2017, alguien de AIU, nuevamente estaba motivándome a regresar y concluir el
proyecto que ya iba casi al 50% del camino, era impresionante que después de tantos años
siguieran tratando que terminara el programa, quien se tomaría tantas
molestias, me repetía, al principio puse en duda los motivos que tendrían para
que regresará, pero esta vez todo era diferente, tome en serio llegar a la
meta, aprender por el placer del mismo conocimiento, decidí disfrutar el
recorrido, estaba decidida a aprender.
El Doctor Lambert, mi maravilloso tutor a quien agradezco tanto, tuvo la
paciencia del mundo para ir paso a paso, permitiéndome conocer las funciones de
la plataforma, me ayudaba cuando algo no me funcionaba, porque al inicio no podía asignarme un curso,
no sabía dónde encontrar los recursos, no podía entrar a la biblioteca o
utilizar el anti plagio, o simplemente pagar, para las personas que no somos innatos
digitales, acostumbrar nuestro cerebro a
utilizar la tecnología puede ser una tarea muy compleja, pero cuando sentí el
apoyo de mi tutor, que estaba siempre contestando mis preguntas, indicándome
con paciencia donde estaban las herramientas, me sentí acompañada en el
recorrido.
Deje de sentirme atemorizada, comencé a probar las herramientas
digitales y los recursos disponibles, comencé a curiosear en los diferentes
contenidos de cursos, poco a poco me di cuenta que tenía a mi alcance todo
aquel conocimiento disponible que me motivaban no solo a estudiar sino a
disfrutar el conocimiento que iba adquiriendo, era increíble para mí que soy
educadora, entender como los paradigmas y prejuicios ante el proceso andragógico
se iban disipando, estaba como niña con juguete nuevo descubriendo, se abrían ante
mis ojos una infinita gama de posibilidades, que sumadas a las lecturas de una
visión diferente, que me proponían atreverme a pensar de otra manera, hacerme grandes preguntas que hasta hoy no
tienen respuesta, pero sobre todo a aprender sin límites, porque al final mi
programa de estudios, yo lo iba desarrollando en función de mis necesidades e
intereses particulares, esto me permitía comparar autores, libros, cursos, no
había límites, todo los trabajos que hiciera no solo serían funcionales para mi
vida profesional y laboral sino también para mi vida académica, me enamoré del
sistema.
Cada día quería más y más tiempo para leer todo el material disponible y
sin querer había terminado con el programa vaya sorpresa ¡era tiempo de
graduarme, no lo podía creer! Demasiado fácil para ser cierto, cuanto tiempo perdí por mis paradigmas, por
no atreverme, por vivir creyendo que el conocimiento es exclusivo de los
grandes pensadores, ahora sé que el conocimiento no se privatiza, cualquiera
puede aprender un poco cada día y graduarse cuando quiera con programas como
estos que se adaptan a cada persona, hay una forma de evaluación que nos hace
sentir seguros y al saber que nadie nos cuestiona nos atrevemos a avanzar,
sabiendo que todos somos capaces de aportar algo a nuestra sociedad.
Mi mente cambió a tal extremo que ahora pienso que quiero más de este
menú del conocimiento que sabe a gloria, que sabe a conquista, gracias a
aquellos que se atrevieron a revolucionaron la educación, pensando en las
necesidades de las personas en un mundo global, cargado de nuevos retos y
necesidades de competencias diferentes para los profesionales, poniendo al
alcance de personas como yo recursos para crecer, gracias por todo AIU.
-Karen Patricia Mansilla Guzmán